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Una criptomoneda emergente conocida como A7A5, respaldada en rublos y vinculada al sistema de pagos ruso A7, ha captado la atención mundial tras alcanzar casi los $500 millones en capitalización de mercado, pese a operar bajo sanciones occidentales.
El proyecto, conectado con entidades sancionadas y radicado en jurisdicciones aliadas de Moscú, ha logrado eludir los intentos regulatorios de frenar su crecimiento.
The European Union has proposed imposing sanctions on A7A5, a ruble-backed stablecoin tied to sanctioned Russian actors https://t.co/4vNZ50plrN
— Bloomberg (@business) October 6, 2025
Una stablecoin nacida bajo sanciones
Lanzado en enero de 2025, A7A5 forma parte del sistema de pagos ruso A7, diseñado para reducir la dependencia del dólar y del sistema bancario internacional. Respaldado por depósitos en rublos mantenidos en bancos de Moscú -entre ellos Promsvyazbank, ya sancionado por Estados Unidos-, el token se ha expandido en redes como Ethereum y Tron.
Para esquivar las restricciones regulatorias, los desarrolladores destruyeron y reemitieron más del 80% del suministro, rompiendo vínculos rastreables con entidades bloqueadas. Incluso llegó a patrocinar el evento TOKEN2049 en Singapur, aunque las referencias oficiales fueron eliminadas tras la controversia.
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La stablecoin rusa que mueve miles de millones a contracorriente
A pesar de las sanciones de Estados Unidos y el Reino Unido, A7A5 ha experimentado un crecimiento vertiginoso: se reportan más de $70.000 millones en transferencias desde su lanzamiento, posicionándose como una de las stablecoins no dolarizadas más activas del mercado.
Su capitalización también ha mostrado picos abruptos de expansión. Tras las sanciones más recientes del bloque europeo, la capitalización de mercado del token pasó de unos $140 millones a casi $500 millones en solo 24 horas, según datos de CoinMarketCap.
De acuerdo con la firma Elliptic, los volúmenes diarios superan los $1.000 millones, con la mayor parte de la actividad concentrada durante el horario laboral de Moscú. Este patrón sugiere que el token está siendo utilizado activamente en pagos transfronterizos rusos.
El proyecto opera principalmente desde Kirguistán, un aliado político de Moscú, lo que complica la aplicación de sanciones internacionales. Por su parte, la Unión Europea analiza nuevas medidas que podrían restringir la participación de empresas o individuos europeos en transacciones con este activo digital.
El rublo digital entra al tablero global del dinero tokenizado
A7A5 se ha convertido en un símbolo de cómo las criptomonedas pueden desafiar las estructuras tradicionales del poder financiero. Mientras algunos lo interpretan como un instrumento de evasión de sanciones, otros lo ven como el inicio de una nueva era para las stablecoins no respaldadas en dólares.
Si las sanciones logran limitar su expansión, el token podría desvanecerse; pero si mantiene su respaldo y su infraestructura, A7A5 podría consolidarse como un referente en el nuevo orden financiero digital que emerge fuera del control occidental.