La Agencia Nacional de Policía de Japón y un grupo de trabajo conjunto de nueve fuerzas policiales de prefectura han arrestado a 18 personas, incluido el presunto líder, Yuta Kobayashi.
Kobayashi, que no tiene dirección ni ocupación conocida, está acusado de utilizar información de tarjetas de crédito robadas para realizar una serie de transacciones fraudulentas.
Según se informa, el grupo lavó sus ganancias ilícitas a través de Monero (XMR). Las autoridades estiman el daño total en más de 100 millones de yenes.
Las primeras detenciones
Los investigadores descubrieron que Kobayashi y su pandilla habían estado usando tarjetas de crédito falsas para comprar y vender artículos en la aplicación Mercari del mercado de pulgas.
Entre junio y julio de 2021, completaron 42 transacciones falsas, estafando a la empresa por 2,7 millones de yenes.
Se cree que el grupo realizó alrededor de 900 transacciones fraudulentas en total utilizando información de tarjetas de crédito robadas recopilada en estafas de phishing. Estas estafas suelen involucrar sitios web o correos electrónicos falsos diseñados para robar datos confidenciales.
El operativo policial no fue sencillo. De hecho, la Unidad Especial de Investigación Cibernética, formada en abril de 2012, se unió al caso en agosto de 2024. Esta unidad se creó específicamente para ayudar a las autoridades locales a tomar medidas enérgicas contra los delitos cibernéticos.
Y aunque las características de privacidad de Monero dificultan su trac , las autoridades japonesas lograron analizar las transacciones y los datos de comunicación para identificar a Kobayashi. Esta es la primera vez que la policía japonesa trac con éxito a un sospechoso utilizando el análisis de Monero.
La principal actividad del grupo de Kobayashi era el robo de datos de tarjetas de crédito, un delito que ha ido en aumento en Japón. En 2011, Japón registró fraudes con tarjetas de crédito por valor de 54.090 millones de yenes, de los cuales más del 90% involucraron números de tarjetas robadas.
A mediados de 2012, los daños causados por esos delitos ya habían alcanzado los 26.820 millones de yenes. Las actividades del grupo, junto con redes similares de fraude cibernético, están alimentando una tendencia alarmante.
La complicada relación de Japón con las criptomonedas
La historia de Japón con las criptomonedas es un poco complicada. En 2014, el panorama regulatorio del país se vio sacudido por el infame escándalo de Mt. Gox.
El intercambio perdió 850.000 Bitcoin en lo que fue, en ese momento, el mayor hackeo en la historia de las criptomonedas. Eso obligó a los reguladores de Japón a tomar finalmente en serio las criptomonedas. En 2016, se aprobó la Ley de Servicios de Pago, que reconocía las criptomonedas como una forma de pago legítima.
Pero este marco regulatorio no fue suficiente para disuadir a delincuentes como Kobayashi. La Agencia Japonesa de Servicios Financieros (FSA) ha intentado tomar medidas enérgicas contra este tipo de actividades endureciendo las normas sobre las bolsas.
En 2018, ayudaron a formar la Asociación de Intercambio de Activos Virtuales y Criptoactivos de Japón (JVCEA) para regular el mercado de cifrado desde dentro de la industria.
Pero el mercado sigue tron a pesar de los robos y de las regulaciones más estrictas. El país tiene alrededor de 3,7 millones de carteras criptográficas activas.
En el año fiscal 2021, el mercado registró 28.500 millones de yenes en operaciones al contado, aunque las operaciones apalancadas cayeron en picada de 97,4 billones de yenes a 37,2 billones de yenes.