El analista macroeconómico Luke Gromen ha declarado que venderá una parte significativa de sus tenencias de Bitcoin (BTC) entre mediados y finales de noviembre de 2025.
Gromen, quien desde hace tiempo mantiene una postura optimista sobre Bitcoin y los metales preciosos, desató un debate considerable en el mercado con esta decisión. En su último video, publicado en 2025, Gromen explicó sistemáticamente los motivos de esta decisión por primera vez.
Gromen declaró específicamente que su decisión no se debió a una pérdida de confianza a largo plazo en Bitcoin. Aclaró que no cerró completamente sus posiciones en Bitcoin, explicando que la razón principal de la venta masiva no fueron las fluctuaciones de precios ni las reacciones emocionales, sino un cambio en su evaluación del “momento oportuno”. Según el analista, la clave residió en evaluar con precisión qué activo se vuelve más vulnerable en qué etapa del ciclo macroeconómico.
Gromen admitió que durante mucho tiempo había considerado a Bitcoin como la “última alarma de liquidez” que aún funcionaba correctamente en el sistema financiero global, pero que había juzgado mal su comportamiento en un entorno deflacionario. Añadió que, si bien había pensado que Bitcoin actuaría como un activo de reserva neutral durante períodos deflacionarios, en realidad se comportó de forma similar a las acciones tecnológicas de beta alta. Argumentó que esto no era una opinión, sino un fenómeno observado en los últimos años.
Según el analista, la razón principal es que la economía global actual presenta una estructura extremadamente apalancada. En dicho sistema, los activos deben valorarse según su posición en la estructura de capital. Cuando la liquidez es abundante y los precios suben, la capa de capital de la estructura de capital presenta un mejor rendimiento. Sin embargo, cuando comienza la deflación, esta capa sufre el mayor impacto. Gromen afirmó que, en el sistema actual, Bitcoin reside efectivamente en esta capa de capital y, por lo tanto, se vuelve más vulnerable durante los períodos de deflación.
El factor clave que cambió la perspectiva de Gromen fue la inteligencia artificial y la robótica. Según el analista, estas tecnologías generan una presión deflacionaria exponencial e impulsada por la productividad, independiente de los ciclos de demanda. Esta presión tiene un impacto rápido y generalizado en el empleo, especialmente entre los jóvenes. En este contexto, Gromen afirmó que todas las políticas, excepto la expansión monetaria a gran escala, tienen un efecto restrictivo, y que, a corto plazo, la clase privilegiada del capital será la que sienta la mayor presión. Esta fue la principal razón de su cautela con respecto al Bitcoin.
El analista macroeconómico afirmó que no rechazaba Bitcoin, sino que simplemente reevaluaba el orden cronológico. Gromen, quien aún cree que la deflación inevitablemente conducirá a una crisis seguida de intervenciones monetarias a gran escala, comentó que cree que este paso llegará más tarde de lo previsto. Afirmó que suponía que los responsables políticos actuarían con rapidez, pero esto no ocurrió, y que durante este proceso, prefirió abandonar temporalmente la capa más vulnerable de la estructura de capital.
*Esto no constituye un consejo de inversión.