Ha sido un año intenso para el bitcoin (BTC). La criptomoneda reina despide un 2025 de mucha volatilidad, en el que ha marcado un máximo histórico tras otro, apoyado por el impulso regulatorio de Estados Unidos y la creciente adopción institucional… y que muy posiblemente va a cerrar con saldo negativo tras un último tramo muy desfavorable.
Y es que, desde los máximos alcanzados en los 126.000 dólares, el bitcoin se ha desplomado más de un 20% en apenas dos meses y ha borrado toda la revalorización que acumulaba este año. Los precios de otras grandes criptomonedas han sufrido estas caídas y las han replicado, en algunos casos con mayor intensidad, como los descensos de más del 30% registrados por el ethereum (ETH) desde agosto.
En los últimos meses, el bitcoin ha estropeado el buen aspecto que tenía y que había llevado a algunos analistas a ser muy optimistas —quizá demasiado— con el precio que podría alcanzar el criptoactivo. Es el caso de Standard Chartered, que hace unos meses estimaba que el token podría alcanzar un valor de 200.000 dólares, para hace tan solo unos días recortar ese pronóstico a la mitad: ahora, ve al BTC acabando el año en los 100.000 dólares debido a la reducción de la demanda, especialmente desde el lado institucional. No obstante, la firma británica mantiene su tesis alcista para el criptoactivo rey, al que ven superando los 500.000 dólares a largo plazo; concretamente, en 2030.
Sin embargo, el BTC —y otras criptomonedas— todavía tiene un puñado de retos por delante para alcanzar estas valoraciones. Especialmente, después de volver a confirmar que, pese a lo que dicen sus defensores más convencidos, su precio fluctúa en gran medida al son de lo que dictan los mercados globales, la escena macroeconómica y las actuaciones de las compañías más importantes del sector.
"Los operadores rotaron hacia activos más seguros. El recorte de tasas de la Reserva Federal (Fed) apenas cambió el panorama frente a una perspectiva cautelosa, y con el desapalancamiento y la sequía de liquidez de fin de año, las ventas se encadenaron en una caída más pronunciada", explica Vincent Liu, CIO de Kronos Research.
UN 2026 DE TRANSICIÓN...
De cara a los próximos doce meses, los pronósticos para el bitcoin son bastante dispares. Los expertos de Barclays, por ejemplo, esperan un año de transición para las criptomonedas en su conjunto, con volúmenes de negociación a la baja y un menor entusiasmo por parte de los inversores.
En un informe publicado a comienzos de diciembre, el banco británico destacó la falta de catalizadores para una reactivación de la actividad en el mercado, que actuará como un viento en contra de los 'exchanges' orientados al público minorista. Estas compañías, como Coinbase o Binance, se beneficiaron del interés por el 'trading' durante las etapas alcistas, pero ahora deben hacer frente a un entorno mucho más tibio.
Y es que los mercados de las criptomonedas, explican, suelen moverse en torno a grandes eventos. Sirva como ejemplo el repunte observado tras la aprobación de los fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) de BTC al contado, la victoria presidencial de Donald Trump en 2024 o la aprobación de la Ley GENIUS de 'stablecoins' este último año. Sin embargo, la firma británica cree que esta clase de eventos brillarán por su ausencia este próximo año.
No obstante, puede haber algún que otro episodio con estas características que impulse los precios. Sin ir más lejos, el Congreso de Estados Unidos está en proceso de aprobar la llamada Ley CLARITY, una ley que ayudará a los reguladores a discernir qué agencia tiene competencia sobre cada clase de activo digital. Esta norma establece, entre otros, que la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) regula aquellas criptos clasificadas como 'valores' ('securities'), mientras que la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos (CFTC) lo hará para aquellas consideradas 'materias primas' ('commodities'), como BTC o ETH. Aunque no es un catalizador garantizado para el mercado, el proyecto podría reducir la incertidumbre operativa tanto para las empresas cripto como para los inversores.
Por otro lado, la firma británica reconoce que la tokenización sigue ganando la atención de grandes compañías, como BlackRock, y de otros actores clave del ecosistema cripto, como Robinhood, y admite que tiene potencial para impulsar al alza los precios. No obstante, Barclays considera que se trata de una tendencia en fases tempranas y que es poco probable que tenga un impacto material en los precios en los próximos doce meses.
...O UN 2026 DE SUBIDAS
El pesimismo o la cautela de Barclays contrasta con el de otras firmas como Grayscale Research, cuyo pronóstico es más constructivo. En un informe de reciente publicación, el brazo de investigación del gestor de activos cripto Grayscale Investments afirma que bitcoin conquistará nuevos máximos en 2026, rompiendo por el camino con el llamado ciclo de cuatro años.
Este ciclo es una teoría que establece que el bitcoin registra tres años consecutivos de fuertes subidas antes de experimentar uno de fuertes caídas. Tras la revalorización experimentada desde 2023, a 2026 le tocaría ser un año bajista para la criptomoneda reina. No obstante, la firma norteamericana cree que en esta ocasión no habrá caídas y que el bitcoin superará su anterior récord en el primer semestre y seguirá subiendo en la segunda mitad del año.
"Esperamos que 2026 acelere los cambios estructurales en la inversión en activos digitales, impulsados por dos grandes temas: la demanda macroeconómica de reservas alternativas de valor y una mayor claridad regulatoria. En conjunto, estas tendencias deberían atraer nuevo capital, ampliar la adopción (especialmente entre patrimonios asesorados e inversores institucionales) e integrar de forma más plena las blockchains públicas en la infraestructura financiera tradicional", explican estos expertos.
Y es que Grayscale cree que el tiempo recompensará a quienes soporten las caídas, ya que la historia refleja que los inversores más pacientes han sido recompensados a pesar de la volatilidad y de los "retrocesos a veces desafiantes".
De hecho, la gestora norteamericana recalca que, pese a todo, ha seguido llegando nuevo capital al mercado, por lo que es probable que los productos cotizados (ETP) de criptomonedas "estén presentes en muchos más porfolios para finales del próximo año". Grayscale estima que menos del 0,5% del patrimonio asesorado en EEUU está asignado a la clase de activos criptográficos y cree que esta cifra debería crecer a medida que más plataformas completen su 'due diligence', construyan supuestos de mercado de capitales e incorporen cripto en carteras modelo.
"En este ciclo, no ha habido una gran ola de demanda minorista, sino más bien una demanda constante de ETPs cripto desde una amplia gama de carteras. Con un contexto macro ampliamente favorable, creemos que estas son las condiciones para que la clase de activos cripto alcance nuevos máximos en 2026. Los primeros adoptantes ya han incorporado ETPs cripto en carteras institucionales, incluyendo Harvard Management Company y Mubadala (uno de los fondos soberanos de Abu Dhabi). Esperamos que esta lista crezca significativamente en 2026", añade Grayscale.
Asimismo, la creciente participación institucional tiene un factor que algunos pueden considerar tanto positivo como negativo: la predicibilidad. Si bien invertir en cripto implica riesgos significativos, Grayscale subraya que la probabilidad de una caída "cíclica profunda y prolongada" en los precios es "relativamente baja" debido a la institucionalización de esta clase de activos. En cambio, apunta la gestora, es "más probable" un avance "más estable" de los precios, impulsado precisamente por estos flujos de capital institucional.
Por otro lado, la gestora señala que BTC y ETH, las dos criptomonedas más grandes del mercado, se beneficiarán de su condición de "reservas de valor alternativas", en tanto que 'commodities' digitales escasas y activos monetarios alternativos. Y es que la firma cree que las monedas fiduciarias —y los activos denominados en estas monedas— enfrentan "riesgos adicionales" debido a la "alta y creciente deuda del sector público" y sus posibles implicaciones para la inflación a futuro.
En este contexto, las commodities escasas, ya sean oro y plata físicos o BTC y ETH en el mundo digital, "pueden servir como un estabilizador en las carteras frente a riesgos asociados a las monedas fiduciarias". "Mientras el riesgo de depreciación de las monedas fiduciarias siga aumentando, la demanda de BTC y ETH probablemente seguirá creciendo", agregan estos analistas.
LA FED, ACTOR CLAVE
Asimismo, Grayscale destaca la política monetaria como otro importante factor de apoyo para el bitcoin. En el anterior ciclo 2018-2022, la Reserva Federal estaba en un proceso de endurecimiento de su política monetaria, pero ahora la situación es bien distinta.
Desde septiembre de 2024, el banco central estadounidense ha bajado los tipos de interés en seis ocasiones, cinco de ellas en 25 puntos básicos y una en 50 puntos básicos, llevando el precio del dinero desde el 4,75%-5% al 3,5%-3,75% actual. Las expectativas son de que la Fed continúe con los recortes en 2026, aunque hay cierta discordancia entre el mercado, que espera dos bajadas, y el organismo, que proyecta solo una.
No obstante, la creciente influencia —y control— del presidente Donald Trump sobre la Fed, que ha pedido que las tasas oficiales caigan hasta el 1% o por debajo, parece que pesará más que los deseos del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC). A ello hay que sumar que Jerome Powell acaba su mandato como presidente de la Fed en mayo de 2026 y que Trump y sus asesores ya han anunciado que el próximo líder del organismo será alguien afín a sus ideas, aunque eso ponga en peligro los dos activos más valiosos de la Fed: su independencia y su credibilidad. Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional, se postula como principal favorito y ya ha dicho que ve margen de sobra para seguir bajando los tipos de interés.
Sea como fuere, Grayscale tiene claro que una política monetaria flexible será positiva para los criptoactivos. "Con una economía en crecimiento y una política de la Fed ampliamente favorable deberían ser coherentes con un apetito por el riesgo favorable de los inversores y con posibles ganancias en activos de riesgo, incluidas las criptomonedas", afirma.
"Como cualquier otra clase de activos, las criptomonedas están impulsadas por una combinación de fundamentos y flujos de capital. Los mercados de 'commodities' son cíclicos, y las criptomonedas podrían experimentar caídas cíclicas prolongadas en ciertos momentos del futuro. Pero no vemos que esto ocurra en 2026. Los fundamentales se ven sólidos: esperamos una demanda macro continua por reservas de valor alternativas, así como claridad regulatoria que impulse la inversión institucional en tecnología de blockchain pública", concluye la gestora radicada en Nueva York.
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