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Peter Schiff volvió a hacer lo que mejor sabe: incomodar al consenso. En una reciente publicación en X, el economista lanzó una crítica directa a uno de los pilares psicológicos más fuertes del ecosistema Bitcoin: la creencia de que no se puede perder si se mantiene la posición el tiempo suficiente.
Bitcoin HODLers not only believe they can’t lose on Bitcoin, but that extraordinary gains are guaranteed so long as they ride out the volatility. When such an overwhelming consensus develops, markets tend to confound expectations by doing the opposite of what the crowd expects.
— Peter Schiff (@PeterSchiff) December 14, 2025
Según Schiff, muchos holders no solo creen que Bitcoin resistirá cualquier caída, sino que asumen que las ganancias extraordinarias están garantizadas, siempre y cuando se soporte la volatilidad. Y ahí es donde aparece el punto que realmente le interesa subrayar: cuando una convicción se vuelve tan dominante, los mercados suelen hacer exactamente lo contrario de lo que la multitud espera.
La observación no es técnica ni ideológica. Es conductual.
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El problema no es Bitcoin, es la narrativa de invulnerabilidad
Schiff no está diciendo que Bitcoin vaya a desaparecer ni que no tenga valor como activo alternativo. Lo que cuestiona es algo más específico: la transformación del HODL en un dogma incuestionable.
Cuando cada caída es interpretada automáticamente como una oportunidad segura y cada duda es descartada como ignorancia, el riesgo deja de analizarse y pasa a negarse. En ese punto, la narrativa deja de ser una estrategia y se convierte en una creencia.
Para Schiff, ese exceso de seguridad no elimina el riesgo: lo concentra.
Cuando el consenso se vuelve extremo
La historia de los mercados está llena de episodios donde el peligro no vino del miedo, sino de la confianza absoluta. Cuando «todo el mundo sabe» que algo solo puede subir, el mercado deja de sorprenderse… y empieza a buscar el punto de ruptura.
Schiff apunta exactamente a eso. No al precio actual de Bitcoin, ni a su tecnología, sino a la asimetría psicológica: si casi nadie contempla un escenario negativo sostenido, cualquier evento inesperado tiene un impacto desproporcionado.
En otras palabras, no advierte sobre una caída puntual, sino sobre la fragilidad de un consenso demasiado cómodo.
El choque entre fe y mercado
Bitcoin nació como una reacción al sistema financiero tradicional, pero no escapó a una de sus reglas más antiguas: los mercados no respetan certezas, solo expectativas mal calibradas.
Schiff ve en el discurso del HODL perpetuo una forma moderna de fe financiera. Una fe que puede funcionar durante largos períodos, pero que se vuelve peligrosa cuando elimina la posibilidad de estar equivocado.
No porque Bitcoin «no vaya a subir», sino porque ningún activo sube solo porque todos estén convencidos de ello.
La advertencia detrás del tweet
El mensaje de Schiff no es una profecía de colapso. Es una advertencia incómoda: cuando una mayoría cree que el resultado está garantizado, el mercado suele recordar que la incertidumbre nunca desaparece, solo cambia de forma.
Bitcoin puede seguir su camino. Pero el riesgo, incluso para los más convencidos, nunca deja de existir.