Bitcoin pierde fuerza frente al oro en pleno pánico

Mientras los metales preciosos recuperan terreno y Washington evita la parálisis presupuestaria, el ecosistema cripto tambalea. El sentimiento de los inversores se derrumba, alcanzando su nivel más bajo desde marzo. De hecho, señales técnicas alarmantes revelan un posible punto de quiebre. En un clima de desconfianza generalizada, el mercado parece entrar en una fase crítica donde el miedo dicta ahora los movimientos. Este brusco cambio de tendencia plantea interrogantes sobre la solidez del tan esperado rebote por los actores del sector.

El miedo extremo se instala : un mercado al borde de la capitulación

Mientras varios analistas se preguntan si el fin del shutdown realmente impulsará el mercado cripto, el índice Crypto Fear & Greed, referencia para medir el sentimiento de los inversores cripto, cayó a 15 de 100 el pasado miércoles, un umbral sinónimo de «miedo extremo».

Es su nivel más bajo desde marzo. Este nivel, inaudito desde hace meses, refleja un pesimismo generalizado muy marcado en todo el mercado. El trader BitQuant destacó en X : «¿Por debajo de 20? Nunca he visto este indicador tan bajo. El inversor particular ya debe haber salido del mercado». Esta declaración revela el retiro creciente de los pequeños inversores, considerado a menudo como el indicador de una pérdida de confianza colectiva.

Otras señales confirman esta dinámica de repliegue y agotamiento del mercado :

• El nivel de compromiso social cae fuertemente : según Santiment, la proporción habitualmente equilibrada entre comentarios optimistas («bullish») y pesimistas («bearish») en redes sociales en torno al bitcoin es ahora mucho más baja que el promedio ;

• El desenganche de inversores particulares es generalizado, lo que contrasta con la capitalización actual de bitcoin estimada en 2 000 mil millones de dólares ;

• Santiment menciona un posible giro, explicando que «cuando la multitud se vuelve negativa respecto a los activos, especialmente los de gran capitalización, eso señala que nos acercamos al punto de capitulación» ;

• Históricamente, este tipo de situación suele preceder una fase en la que actores institucionales o ballenas recuperan los activos vendidos en pánico, lo que puede iniciar una nueva dinámica alcista.

Esta acumulación de señales débiles, pero convergentes, ilustra un momento crucial: entre un mercado que podría tocar un mínimo técnico y un ecosistema donde la confianza parece durablemente dañada.

Bitcoin tiene peor desempeño que el oro : una dinámica inversa

Mientras el miedo domina las operaciones en el universo cripto, el contraste con el mercado de metales preciosos es notable. Con el fin del shutdown, un evento muy anticipado por los mercados, fueron el oro y la plata los que captaron la atención de los inversores.

El metal amarillo superó los 4 200 dólares la onza, impulsado por especulaciones en torno a un nuevo cheque de estímulo de 2 000 dólares prometido por la administración Trump. The Kobeissi Letter resume este sentimiento : «si los cheques de 2 000 dólares se hacen realidad, la dinámica se acelerará muy rápido. El oro y la plata siempre saben primero».

En esta configuración, la relación BTC/XAU (valor del bitcoin en oro) amenaza con alcanzar sus niveles más bajos en más de un año. En otras palabras, a pesar de su colosal capitalización, bitcoin pierde terreno frente al oro, considerado a menudo como un activo refugio. También es importante notar que el índice tradicional Fear & Greed, que mide el sentimiento en los mercados bursátiles, permanece más moderado en 35/100, ilustrando la singularidad de la crisis de confianza dentro del mercado cripto.

Esta caída relativa de bitcoin en comparación con los activos tradicionales plantea dudas sobre su capacidad para desempeñar el papel de valor refugio en un contexto macroeconómico incierto. Mientras que el oro se beneficia de un renovado interés por su estabilidad percibida, bitcoin parece por ahora incapaz de cumplir esta función en las carteras institucionales. La divergencia actual podría alimentar una reasignación parcial de los capitales institucionales, e incluso prolongar el período de bajo rendimiento de las criptomonedas frente a los activos tangibles.