Hemos empezado a ver cierto flujo por parte del inversor de corto plazo, el mismo que se había retirado con las caídas, especialmente las del NASDAQ. ¿Está volviendo la actividad? La realidad es que hace un par de semanas los mercados sufrieron una corrección bastante pronunciada, y en el caso de las criptomonedas fue aún más intensa. Esto provocó que muchos inversores retail, sobre todo aquellos que entraron en la fase final del ciclo alcista, reaccionaran con pánico y terminaran vendiendo. Sin embargo, lo que estamos observando ahora es que las ballenas —es decir, los grandes tenedores de tokens, tanto en Bitcoin como en Ethereum— están empezando a acumular. Hay un traspaso de criptomonedas desde manos débiles hacia manos fuertes, lo cual siempre es un indicio relevante para entender el momento de mercado.
Es un contexto interesante para preguntarnos qué está ocurriendo y por qué. Las caídas recientes, aunque bruscas, podrían haber sido una sobrerreacción. En estos escenarios suele haber decisiones precipitadas, y ahora, aunque vemos una cierta recuperación, ésta sigue siendo tímida y aún no puede confirmarse como un cambio claro de tendencia.
Desde el punto de vista macroeconómico, hay varios factores sobre la mesa que impactan tanto a los mercados de renta variable, especialmente en EEUU, como al comportamiento de Bitcoin. Uno de los elementos más seguidos actualmente es el PIB de Estados Unidos, en un contexto en el que la palabra “recesión” lleva tiempo sobrevolando. Muchas estimaciones apuntan a que es prácticamente inevitable este año, por lo que cualquier dato que contradiga esa expectativa podría impulsar los mercados. En cuanto a los tipos de interés, parece que no veremos grandes bajadas en 2025. Y aunque los tipos actuales del 4,5 % no son alarmantes, sigue habiendo mucha incertidumbre sobre la trayectoria de la política monetaria.
Volviendo a los flujos, si nos fijamos en los ETFs, el panorama es dispar. En Ethereum llevamos semanas viendo salidas netas de capital. En cambio, en Bitcoin se ha producido un giro, con entradas positivas en los últimos cinco o seis días, destacando especialmente el movimiento de BlackRock, que ha estado acumulando. Esto refuerza la percepción de que Bitcoin sigue siendo la reserva de valor dentro del ecosistema cripto. Aunque no se puede comparar directamente con el oro, dentro del universo cripto cumple esa función. En momentos de incertidumbre como el actual, muchos inversores prefieren posicionarse en Bitcoin y esperar datos más favorables antes de volver a exponerse a altcoins.
A nivel político, también estamos viendo movimientos importantes. Hoy mismo se hablaba de cómo la organización asociada a Donald Trump está considerando lanzar una stablecoin, lo que añade una nueva capa de interés al ecosistema. Aunque recientemente se anunció la estrategia de reserva estratégica de Bitcoin, lo cierto es que fue un anuncio agridulce: se refería principalmente a activos incautados, sin un plan concreto de acumulación a futuro. Sin embargo, más de la mitad de los estados en EE.UU. están aprobando legislaciones que permitirían considerar a Bitcoin como una reserva estratégica. Desde un punto de vista fundamental, no genera valor nuevo, pero sí impulsa el sentimiento de mercado y la narrativa institucional.
En paralelo, vemos una relajación de las tensiones regulatorias. La SEC ha retirado demandas contra empresas como Ripple (XRP) y Coinbase, lo que sugiere un cambio de postura en EEUU hacia una regulación más favorable. Esto podría tener un efecto positivo en la adopción a largo plazo. No se trata solo de precios, sino de que se generen más desarrollos, más talento, más valor dentro del ecosistema cripto. Y en este contexto, también las stablecoins están cobrando protagonismo. Aunque el mercado ha sufrido, no ha habido una salida masiva hacia fiat: los capitales se han movido hacia stablecoins, lo que indica una voluntad de permanecer en el ecosistema, aunque con menor exposición al riesgo. Todo esto refuerza la tesis de que este año los temas clave serán la regulación, la tokenización de activos y el papel de Bitcoin como activo principal..
Y la gran pregunta: ¿romperá finalmente Bitcoin los 90.000 dólares? Algún día lo hará, pero no podemos saber cuándo. Bitcoin sigue muy ligado a las variables macroeconómicas, por lo que cualquier predicción es incierta. Lo que sí está claro es que mantiene su fortaleza y que tanto instituciones como particulares siguen apostando por él como activo estratégico. Por eso, dentro de una cartera diversificada, para quienes buscan una exposición más conservadora dentro del mundo cripto, Bitcoin sigue siendo la opción más sólida.