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La evolución del precio de Bitcoin en los últimos años es un fenómeno económico importante e interesante a estudiar. No solo porque su precio pasó de valer menos de un centavo hasta decenas de miles de dólares, sino por ser una propuesta disruptiva y alternativa al dinero tradicional.
Ahora, la idea de dividir su historia en ciclos es acertada, pues este activo entre halving evoluciona, no solo en precio, sino en adopción y en el papel que juega como activo.
Es justo lo que haremos en el siguiente análisis, mediante el cual, además, emprenderemos un recorrido histórico por la existencia de esta criptomoneda.
Inicios de Bitcoin 2009 – 2012
Los primeros años de Bitcoin no son tan relevantes en cuanto a su precio. Por supuesto, en esta etapa hubo muchos cambios y desarrollos a nivel tecnológico en su Blockchain y es interesante desde el punto de vista anecdótico.
Historias como las de las pizzas de 10.000 Bitcoin, se desarrollaron en esos primeros años.
Hay que destacar que, aunque en un inicio los precios de BTC eran prácticamente cero, gozaba de una popularidad en el mundo informático y de la criptografía. No era para menos, puesto que desde hacía años se había intentado crear dinero y medios de pagos digitales descentralizados.
Así que BTC representaba un acontecimiento importante, pues era la realización de un sueño ambicioso. Aunque dicho sueño solo era conocido en un submundo informático reducido.
Sin embargo, a pesar de que la comunidad era pequeña, la idea empezó a calar y ganar adeptos fácil y rápidamente, pues la economía vivía momentos álgidos con la crisis financiera del 2008. Por lo que era el momento ideal para una alternativa libre a un sistema financiero que muchos consideraban injusto.
Podemos detectar el comienzo de la llegada de inversión minorista a BTC empezó a mediados del 2011, cuando la criptomoneda empezó a ser conocida en la Web y rápidamente superó el valor de 1 dólar.
En junio del 2011, Bitcoin alcanzó un máximo de 30 dólares y vio su primera gran caída hasta los 5 USD.
La era de los exchanges 2012 – 2016
En 2012 sucedió el primer halving de Bitcoin y así la red pasó de dejar de emitir 50 BTC por bloque a generar 25 BTC. Pero en dicho año su precio no vio un mayor repunte.
Los años que van desde el 2012 al 2016 pueden considerarse como otra etapa para el precio de Bitcoin, pues su precio ascendió desde los 13 USD hasta los 1.152 USD, alcanzando por primera vez al valor de la onza de oro.
Esta etapa puede considerarse como «la era de los exchanges» y estuvo impulsada por la aparición de grandes intercambios como lo fue el popular Mt.Gox. Entonces los exchanges ocupaban el 70% de las transacciones.
Además, empezaron a popularizarse otras criptomonedas alternativas como Litecoin, Dogecoin, Dash, Monero y muchas otras que no prosperaron.
Sin embargo, en dicha etapa vivimos otro escenario indeseable como lo fue la caída de Mt.gox que llevó a BTC a mínimos de 220 USD y a que cientos de miles de personas perdieran sus fondos.
La llegada de la inversión institucional a Bitcoin en 2016 – 2020
En el 2016 el precio de BTC cerraría en 1000 USD y en el 2017 alcanzaría un nuevo máximo histórico de 19.800 USD.
El fenómeno que impulsaría el precio de BTC hasta entonces fue la popularidad de las ICO, en medio del éxito de Ethereum.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses restringirían este modelo de recaudación y así el precio caería abruptamente.
Otros hechos importantes entonces es que los contratos futuros de BTC empezaron a cotizar en el CME.
Así, el 2018 fue bajista para BTC con mínimos abajo de los 3.400 USD. Sin embargo, empezaba una etapa relevante para el precio de BTC, pues la inversión institucional comenzó a popularizarse.
No solo las grandes empresas empezaron a considerar Bitcoin como inversión, sino que muchas de ellas como Facebook, PayPal, Uber, Mastercard, eBay, y Stripe conformaron «La Asociación Libra» con la idea de integrar criptopagos. La iniciativa no gustó para nada a las autoridades regulatorias estadounidenses y no pudo concretarse.
Inversión institucional a gran escala 2020 – 2024
En el 2020, en plena pandemia, una noticia daría inicio a una ola de entusiasmo: PayPal permitiría a los usuarios comprar y vender criptomonedas en su plataforma.
Después surgieron otros grandes actores avivando el entusiasmo. Por ejemplo, el anuncio de MicroStrategy sobre su estrategia de invertir en Bitcoin a mediados del 2020.
De esta manera empezó la historia de BTC que llevaría a Bitcoin hasta el máximo de los $69.000 USD en el 2021.
A pesar de los grandes acontecimientos en el 2022 y el 2023 que impulsaron a Bitcoin a la baja (como la quiebra de FTX), estos años fueron protagonizados por una gran lucha regulatoria alrededor del mercado criptográfico.
Una de ellas fue la férrea disputa judicial entre Ripple y la SEC estadounidense por la definición de si XRP era un valor o un activo.
El pleito judicial lo terminó ganando finalmente Ripple, lo cual fue un alivio para otros proyectos en disputa con el organismo y generó entusiasmo en el mercado de las altcoins.
La otra victoria regulatoria fue la reciente aprobación de los ETF de Bitcoin en 2024, que inició una nueva era que muchos consideran como «inversión institucional a gran escala» y la cual ha llevado el precio a un nuevo máximo arriba de los $73.000.
¿Cómo será el futuro ciclo de Bitcoin?
Es normal preguntarse ¿cómo será la próxima etapa y niveles del precio?
Todo lo que añadamos en adelante será mera especulación. Sin embargo, al observar y analizar el historial de precios, es inevitable considerar que la expansión continuará.
En su mayoría, los analistas consideran que el halving de 2024 impulsará un nuevo rally alcista, llevando el precio a nuevos máximos históricos. Para ello existen predicciones de todo tipo de niveles: desde $80 mil hasta 400 mil USD.
Otros esperan una adopción generalizada y madurez del mercado. Es decir, Bitcoin se adoptaría ampliamente como activo de inversión y reserva de valor. Esto llevaría a una menor volatilidad y a un crecimiento más gradual del precio.
Sin duda, el futuro de Bitcoin es incierto y depende de una gran variedad de factores y debemos reconocer que, aunque los ciclos históricos proporcionan un marco para comprender los posibles escenarios futuros, para nada no son una predicción precisa.