Las criptomonedas tratan (sin demasiado éxito) de aguantar el chaparrón de los últimos días. El bitcoin (BTC) vuelve a poner en juego los 100.000 dólares tras recortar más de un 2% en las últimas 24 horas, mientras que el ethereum (ETH) retrocede alrededor de un 4% y cae hasta los 3.200 dólares.
En las 'altcoins' también se impone el rojo. XRP se deja más de un 4% y lidera los descensos entre los 10 grandes tokens del mercado. Otras criptos como solana (SOL), tron (TRX) o cardano (ADA) registran movimientos algo más moderados. Por el contrario, dogecoin (DOGE) se salva de la quema y avanza un modesto 0,4% desde ayer.
Todo ello, a pesar de que los fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) de BTC registraron el primer día de flujos positivos desde el pasado 28 de octubre, según datos de Farside Investors, con ningún ETF reportando salidas de capital. La racha más larga de salidas desde el lanzamiento de los ETFs sigue siendo de ocho días consecutivos, un patrón que históricamente ha coincidido con suelos de mercado o locales para bitcoin.
Desde que comenzó el cierre del gobierno de EEUU el 1 de octubre –es ya el más largo de la historia–, los flujos de ETF han sido mayormente negativos, salvo durante la primera semana de octubre. El criptoactivo rey, ha bajado 11% desde el inicio del cierre, mientras que el Nasdaq y el oro han subido 2% y 4%, respectivamente.
El sentimiento de aversión al riesgo ha contribuido a estas caídas, que se han reflejado en la liquidación de grandes posiciones apalancadas en las últimas semanas. En este sentido, los analistas destacan que, pese a que la liquidez se está recuperando poco a poco y que hay ciertas señales positivas, los mercados de derivados siguen reflejando la cautela y la poca convicción de los inversores en que los activos digitales vayan a subir en el corto plazo.
“El tono ha cambiado de pánico a posicionamiento. La limpieza del apalancamiento ha dejado los mercados de derivados despejados y los mercados al contado listos para la acumulación. Con la reanudación de las entradas en ETFs y las ballenas comprando agresivamente, el escenario podría estar preparado para una recalibración más que para una continuación de la caída", apunta Timothy Misir, director de investigación de BRN.
Sea como fuere, parece que la clave está en la situación macroeconómica de Estados Unidos. Ayer, el indicador Challenger mostró que los empleadores estadounidenses anunciaron 153.074 despidos en octubre, un 175% más que los 55.597 anunciados en el mismo mes de 2024. Esta cifra representa un aumento del 183% con respecto a los 54.064 despidos del mes anterior y es el dato más elevado desde 2003.
Ante la ausencia de datos oficiales por el cierre del Gobierno en EEUU, las firmas privadas están aportando indicadores para medir la evolución de la economía del país, que ayudarán también a la Reserva Federal (Fed) a tomar sus decisiones de política monetaria.
En este sentido, el presidente de la Fed, Jerome Powell, advirtió a los mercados que un recorte en diciembre no está ni mucho menos garantizado y que la ausencia de datos no hace más que aumentar una incertidumbre con la que la Fed no se siente cómoda trabajando.
Recientemente, miembros del banco central como Austan Goolsbee o Lisa Cook se han mostrado cautos sobre el rumbo de la política monetaria, con el primero abogando por extremar la precaución ante la ausencia de datos. Por su parte, Stephen Miran, el gobernador de la Fed nombrado a dedo por Donald Trump, ha asegurado que espera un recorte en diciembre "salvo alguna sorpresa".
Los analistas creen que si la inflación se mantiene bajo control y las pocas referencias disponibles sobre el empleo mejoran, las probabilidades de un nuevo recorte de los tipos de interés en diciembre aumentarían sustancialmente.
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