El mercado de las criptomonedas trata de levantar la cabeza. El bitcoin (BTC) avanza con moderación y busca consolidar los 115.000 dólares, mientras que el ethereum (ETH) repunta un 2,8% y supera los 3.700 dólares.
Las 'altcoins' también avanzan con convicción. Solana (SOL), Binance coin (BNB), tron (TRX), dogecoin (DOGE), cardano (ADA) o sui (SUI) acumulan subidas que, en algunos casos, superan el 3%. XRP también sube con ganas ante la expectativa de que la compañía retire su apelación y ponga fin a un proceso legal de cinco años con la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés).
Los analistas señalan que las criptomonedas llevan tiempo cotizando en un rango de precios. En el caso del bitcoin, la criptomoneda reina no ha sido capaz de superar los 120.000 dólares, a pesar de haberlo intentado en varias ocasiones, pero tampoco ha caído sensiblemente por debajo de los 115.000 dólares.
En este sentido, la volatilidad implícita a 30 días de la criptomoneda reina, representada por el índice BVIV de Volmex, cayó a un 36,5% anualizado el miércoles por la noche, alcanzando niveles no vistos desde octubre de 2023, cuando BTC cotizaba a 30.000 dólares, casi una cuarta parte de lo que vale ahora.
La volatilidad implícita de BTC ha estado en una tendencia descendente durante varios meses, moviéndose en dirección opuesta al precio de la criptomoneda. Según los expertos, esta correlación negativa marca un cambio profundo en la dinámica del mercado de bitcoin.
Históricamente, la volatilidad de BTC y su precio al contado se movían en conjunto, aumentando tanto en mercados alcistas como bajistas. Esta nueva dinámica, apuntan los analistas, sugiere que bitcoin refleja cada vez más los patrones de Wall Street, donde la volatilidad implícita suele disminuir durante los ciclos alcistas estables.
Todo ello, en un contexto en el que los datos macro muestran una preocupante debilidad en la economía estadounidense. Este martes se conoció que el índice PMI del sector servicios elaborado por SMI se frenó en julio, mostrando una combinación de inflación impulsada por aranceles, debilidad en el empleo y disrupciones comerciales.
A ello hay que sumar que hoy entran en vigor los nuevos aranceles de la Administración Trump, que podrían presionar todavía más a la economía norteamericana, mientras que los datos de empleo también preocupan a una Reserva Federal (Fed) que parece no tener tan claro que los tipos de interés bajen en septiembre.
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