Mientras los reguladores estadounidenses se muestran cada vez más entusiastas con las stablecoins, surgen voces que cuestionan si esta pasión responde a fundamentos sólidos o a una estrategia defensiva del dólar.
El «abrazo» de Washington al dólar digital
En los últimos meses, distintos organismos y actores del gobierno de EE. UU. han intensificado su narrativa a favor de las stablecoins respaldadas en dólares, posicionándolas como una innovación segura, útil para pagos globales y compatibles con la supervisión regulatoria.
La Cámara de Representantes ha promovido leyes específicas, el Tesoro emitió comunicados de apoyo y hasta la Reserva Federal ha deslizado la posibilidad de integrar estas monedas estables en futuros sistemas de compensación. Desde el discurso oficial, las stablecoins parecen ser la versión aceptable y controlable de las criptomonedas.
Pero… ¿Cuál es el verdadero interés?
Sin embargo, detrás de esta aparente apertura, algunos economistas y analistas ven más geopolítica que innovación. En lugar de promover un sistema verdaderamente abierto, EE. UU. podría estar utilizando las stablecoins como herramienta de proyección del dólar: una forma de mantener su dominio monetario en una era de competencia descentralizada.
Con China avanzando en su yuan digital, y plataformas DeFi creando sus propias monedas algorítmicas, las stablecoins «made in USA» ofrecen una alternativa regulada, rastreable y alineada con el sistema bancario tradicional. Pero, al mismo tiempo, refuerzan la dependencia global del dólar, en lugar de diversificar el sistema financiero.
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Riesgos que se disimulan tras la «estabilidad»
Otro punto crítico: no todas las stablecoins son iguales. Si bien empresas como Circle (emisor de USDC) han mejorado su transparencia, sigue existiendo un riesgo sistémico si alguno de estos emisores colapsa o si los activos de respaldo no están bien gestionados.
Además, muchas de estas monedas aún funcionan en un entorno jurídico ambiguo, con la SEC y la CFTC aun sin definir jurisdicciones claras. El respaldo en «activos líquidos» no siempre es verificable, y el contagio a otros sectores financieros no regulados sigue siendo un escenario posible.
¿Stablecoins o pseudo-dólares?
La pregunta final es si estas stablecoins son una solución real al problema del dinero digital, o simplemente una réplica del sistema fiat, adaptada a la blockchain. El fervor estadounidense por estas herramientas puede terminar siendo una jugada geoestratégica, pero no necesariamente una mejora estructural.
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