El entusiasmo inicial por las monedas digitales de los bancos centrales (CBDCs) está disminuyendo rápidamente, según un informe reciente del Instituto de Moneda Digital (DMI) de OMFIF.
Una encuesta anual reveló que solo el 13% de los banqueros centrales consideran las CBDCs como una solución prometedora para los pagos transfronterizos, un descenso notable desde el 31% del año pasado. Además, solo el 10% sigue desarrollando el concepto, en comparación con el 21% en 2022.
Retos en el desarrollo de las CBDCs
Los desafíos regulatorios y tecnológicos han generado escepticismo entre los propios banqueros centrales. Algunos factores destacados incluyen:
Fragmentación en proyectos internacionales
- mBridge: Liderado por el Banco Popular de China, busca ofrecer alternativas al dólar en economías emergentes.
- Agorá: Respaldado por el Banco de Pagos Internacionales (BIS), tiene un enfoque más occidental, pero carece de una amplia base de apoyo.
Gobernanza compleja
Implementar un sistema multimoneda requeriría la creación de una estructura de supervisión similar al Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, pero con mayor alcance.
Adopción limitada
Solo una pequeña fracción de las instituciones financieras está preparada para la transición a sistemas como el nuevo formato de mensajería de Swift, cuyo plazo de adopción es noviembre de 2025.
¿Por qué están perdiendo apoyo?
Uno de los principales objetivos de las CBDCs es contrarrestar el dominio de gigantes tecnológicos como Google, Meta y Alibaba en los pagos digitales. Sin embargo, el desarrollo de estas monedas ha enfrentado problemas como la posible pérdida de autonomía monetaria y la falta de consenso sobre estándares regulatorios.
Además, las economías emergentes, que se beneficiarían significativamente de un sistema de pagos transfronterizos mejorado, enfrentan barreras adicionales debido a la falta de infraestructura y a los intereses creados en los sistemas existentes.
Alternativas más prometedoras
Casi la mitad de los banqueros encuestados ve mejoras en los sistemas de pagos instantáneos como una opción más viable. Estas soluciones, aunque menos disruptivas que las CBDCs, podrían modernizar las transacciones internacionales sin los desafíos asociados a las monedas digitales.
Reflexión final
El futuro de las CBDCs parece incierto. Mientras proyectos como mBridge y Agorá intentan ganar terreno, el progreso lento y las divisiones regulatorias ponen en duda su viabilidad. A medida que el optimismo disminuye, el enfoque parece estar desplazándose hacia la mejora de las infraestructuras existentes como una solución más práctica y alcanzable.
¿Será posible unificar las economías globales con un sistema basado en CBDCs o prevalecerán los modelos tradicionales adaptados a las nuevas necesidades?