Los datos del mercado laboral son como un termómetro que nos indica la temperatura de la economía. Si hay mucho empleo, significa que la economía está caliente y que hay mucha actividad. Si hay poco empleo, significa que la economía está fría y que hay poca actividad. Pero, ¿qué pasa si la economía está demasiado caliente? Pues que puede provocar inflación, es decir, que los precios suban mucho y que el dinero valga menos.
Por eso, la Reserva Federal, que es el banco central de Estados Unidos, tiene como objetivo mantener la inflación bajo control. Para ello, puede tomar medidas para enfriar la economía, como subir los tipos de interés o reducir el dinero en circulación. Así, se frena el crecimiento del empleo y se evita que la economía se sobrecaliente. Entonces, cuando vemos que el mercado laboral se enfría, no debemos alarmarnos, sino pensar que es un resultado deseado y una señal de que las cosas están funcionando.
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Un mercado laboral sobrecargado no es lo que se quiere. No es que queramos que la gente se quede en la calle, pero tampoco es bueno que haya más empleo del que se necesita. Lo que se quiere es un equilibrio entre el nivel de empleo y el nivel de producción de bienes y servicios. Eso te asegura que no haya inflación ni otros problemas. La Fed no está promoviendo el desempleo, sino buscando ese equilibrio.
¿Qué pasaría si tuvieras un hotel en la playa y no encontraras trabajadores que quisieran trabajar por lo que les pagas? Pues tendrías que subirles el sueldo, ¿no? Pero eso no es gratis. Tú tienes que pagar más, pero tus clientes no. Ellos siguen consumiendo lo mismo, o quizás menos. Entonces, ¿qué haces? Pues subes los precios de tus habitaciones, tus servicios, tus desayunos… Así recuperas lo que gastas en salarios. Pero eso tiene un problema. Tus clientes se enfadan. Dicen que es muy caro, que se van a otro lado, que te denuncian a la competencia… Y tú te quedas con menos ingresos y más gastos. Eso no es bueno para tu negocio. Eso no es bueno para nadie. Eso es lo que pasa cuando hay un desequilibrio entre el empleo y la producción. Eso es lo que no quieres. ¿O sí?
Ahora pensemos en un segundo escenario. La demanda aumenta y la productividad también, debido a que se ofrecen más servicios y productos que atraigan a la nueva clientela. Por ejemplo, puedes ofrecer spa, gimnasio, piscina, wifi, desayuno buffet… Lo que se te ocurra. Así tu hotel se hace más popular y más rentable. Y lo mejor de todo es que puedes emplear a más gente y pagarles mejor. Así todos ganan. Tú ganas más ingresos, tus empleados ganan más salarios y tus clientes ganan más satisfacción. Eso es lo que pasa cuando hay un equilibrio entre el empleo y la producción. Eso es una situación ideal. ¿O no?
En el caso del primer escenario, no hay capacidad suficiente para satisfacer la demanda debido a las limitaciones del mercado laboral. En un principio, seguramente te sentirías muy feliz de tener tanta demanda, pero también muy frustrado de no poder atender a todos. Además, pagar más a tus empleados para que trabajaran más horas y quizás subir los precios de las habitaciones para compensar los costos provocaría inflación.
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Pero, ¿qué pasaría si el gobierno decidiera reducir la demanda? Así, el dueño del hotel tendría menos clientes, pero también menos problemas. Podría operar con menos personal y bajar los precios de las habitaciones. Esto restauraría el equilibrio entre la oferta y la demanda y reduciría la inflación.
No es cuestión de dejar a la gente sin trabajo y en la calle. Lo que se quiere que haya más armonía en el mercado.
Al parecer, en este momento, el mercado laboral de EE.UU. muestra signos de enfriamiento, con una caída lenta de las ofertas de empleo que se suma a los datos que indican que la Reserva Federal está logrando frenar la economía y reducir la inflación.
Según el último informe, las ofertas de empleo bajaron en 34.000 a 9,6 millones en junio, el nivel más bajo desde abril de 2021. Los despidos se mantuvieron casi estables en 1,5 millones. Las ofertas disminuyeron en el transporte, la educación y el gobierno.
Las ofertas están por debajo del récord de 12 millones de marzo de 2022, pero siguen superando a los seis millones de desempleados que buscan trabajo.
Estos números reflejan un mercado laboral que se enfría gradualmente, pero sigue sólido más de un año después de que la Fed empezara a subir los tipos de interés para ralentizar la economía y combatir la alta inflación. La semana pasada, la Fed elevó los tipos al nivel más alto en 22 años.
“Lo que estamos viendo es una desaceleración gradual más que un colapso dramático del mercado laboral”, dijo Stephen Stanley, economista jefe de Santander Bank.
Cabe destacar que la tasa de renuncias bajó al 2,4% en junio, cerca de los niveles prepandémicos. Los empleadores añadieron 209.000 empleos en junio, el menor aumento mensual desde finales de 2020. Se espera que el viernes se publique el informe de empleo de julio con cifras positivas. El crecimiento salarial, aunque alto, se ha ralentizado.
La fuerte demanda laboral ha coincidido con 12 meses de inflación decreciente. Eso ha reforzado el optimismo sobre la capacidad de EE.UU. para contener la inflación sin sufrir una recesión.
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Ahora bien, el mercado laboral de EE.UU. se está enfriando y eso es lo que quiere la Reserva Federal. Así podrá ganar la batalla contra la inflación, que es el enemigo número uno de la economía en estos momentos.
Pero no hay que cantar victoria todavía. Hay que esperar a ver si este enfriamiento es gradual y sostenido, o si es solo un espejismo. El próximo informe de empleo nos dará más pistas sobre cómo está el mercado laboral. Y también habrá que estar atentos a los datos de inflación, que nos dirán si el enfriamiento ha tenido efecto sobre los precios. Sobre todo, en el sector servicios, que es el que más empleo genera y el que más influye en el coste de la vida.
Así que crucemos los dedos y esperemos que la Reserva Federal sepa lo que hace. Porque si se pasa de frenada, puede provocar una recesión. Y eso sí que sería un desastre.
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